Miradas de una artista estadounidense que eligió dejar todo y venirse a vivir a Gualeguaychú
Arielle Nóbile es una artista y documentalista oriunda de Chicago. Junto a su marido gualeguaychuense, vivieron durante muchos años en distintas ciudades de los Estados Unidos hasta que las vueltas de la vida los llevó a elegir Gualeguaychú por sobre otros lugares. En diálogo con Ahora ElDía, Arielle compartió su historia y sus miradas sobre la ciudad y su gente.
Si bien su apellido de soltera es Williams, Arielle adoptó el apellido de su marido al casarse con él 20 años atrás. La artista de 44 años se dedica a realizar distintos proyectos documentales y se encuentra comenzando su carrera como cantautora en la ciudad bajo el nombre de “Nica” (su segundo nombre).
Poco antes de que el mundo se viera sacudido por la pandemia, Arielle junto a su esposo y su hija, tomaron la decisión de mudarse al otro lado del mundo, más precisamente a Gualeguaychú. Un cambio sustancial e inesperado en la vida de la familia, más allá de que él sea oriundo de la ciudad.
“Pasamos un mes en Argentina a fines de 2019. Pensábamos vivir en el sur, pensamos en la Patagonia, ya que me encantan las montañas y los lagos”, contó Arielle, y comentó que durante ese mes estuvieron en Gualeguaychú y en Bariloche, pensando que vivirían en un lugar como este último. Sin embargo, cuando volvió a los Estados Unidos notó que algo había cambiado: “Yo sentí un bajón tan profundo, y me di cuenta que era que yo extrañaba a Gualeguaychú y su gente. La onda, la vibración, la energía. Le dije a mi marido que entendí lo que nunca entendía, que es cómo extrañaba él, y qué sería lindo vivir en Gualeguaychú”, recordó Arielle.
Tras haber tomado la decisión de mudarse a miles de kilómetros de distancia, el Covid-19 paralizó al mundo y cerró los aeropuertos, haciendo que la artista y su familia tuvieran que esperar casi dos años -hasta noviembre de 2021- antes de comenzar su nueva vida en Gualeguaychú.
Arielle conoció la ciudad del Carnaval en 2003. “¿Qué me acuerdo de esa primera visita? Bueno, de la gente hermosa, cálida… En ese momento yo estaba haciendo un documental -que era más una obra de teatro que iba a ser estilo documentalista- sobre la dictadura acá. Entrevisté a las Madres de la Plaza de Mayo de Gualeguaychú y me abrieron las puertas de sus casas. Me acuerdo yendo al río y el parque ¡Qué hermoso que es! La laguna, la Costanera… Pero más que nada me acuerdo de la gente, porque la gente me parecía especial. Me dieron la bienvenida”, contó.
“Mi marido vivía en Chicago y no había venido por mucho tiempo, y la gente realmente lo quería ver, quería pasar tiempo con él. O sea, era calidez, un amor muy fuerte lo que sentí la primera vez”, agregó.
A modo de síntesis, expresó que se trataba de la diferencia misma de cultura, comida y de cosas en general, y que si bien había viajado por lugares del país como Córdoba y Buenos Aires “no conocía Entre Ríos y me dio la impresión de que era un lugar especial”.
“No fui al Carnaval esa vez. Me acuerdo que en ese momento tenía prejuicios contra el Carnaval. Ya lo cambié, ahora me encanta. En ese momento no lo entendí, sentí cómo que era algo muy patriarcal”, recordó, y resaltó el lado cultural de Gualeguaychú: “Vi que era una ciudad artística. Nos juntamos con amigos para tocar la guitarra y hacer música”.
Una ciudad llena de cultura, naturaleza y buena gente
Hoy, 20 años más tarde, y a dos de haberse mudado a la ciudad, Arielle destaca que lo que le encanta de Gualeguaychú “es toda la vida de música, de arte, de teatro, de danza y de baile que hay. Todo ese ámbito artístico me parece impresionante. La gente talentosa y los músicos talentosos y generosos. Personas como Valentina Gonella, que cuando voy a escucharla cantar jazz me invita al escenario, y eso me encanta. Que pasen cosas así y que la gente quiera compartir su cultura y conocer la mía, escuchar mi música y conocerme. Todo eso”.
“Me encanta el Camino de la Costa, me encanta andar en bici y caminar por ahí. El río es hermoso. Me encanta caminar en el parque con esos árboles de eucaliptos”, agregó, y resaltó lo importante que fue para ella el recibimiento y el trato que recibió de la gente para sentirse bienvenida y cómoda en la ciudad.
Algo que genera sensaciones encontradas en la mirada de esta estadounidense es que todos en la ciudad se conocen: “Una de las cosas lindas de Gualeguaychú es que es tan chica y todo el mundo se conoce. También voy a decir que esa es una de las cosas que me choca y que me parece feo, porque también siento como que cualquier cosa que hacés estás siendo observado. Vas en el auto, vas caminando y la gente te mira. Mi marido dice que es una cara de ‘¿Te conozco?’, y como que todos se conocen y quieren reconocerse. Pero para nosotros es invasivo eso, como que acá te miran mucho”.
Otra cosa que sorprende a esta artista desde la primera vez que visitó Gualeguaychú hasta hoy es la confianza y el trato de los negocios para con la gente. Contó que un día, comprando en un almacén natural, notó que no tenía a mano suficiente plata y se llevó una sorpresa: “Me dijo ‘llevá, en otro momento venís y me pagás’. Jamás en mi vida me había pasado algo parecido, de tanta confianza, ni me conocía. Bueno, esas cosas me impresionaron; la bondad, la generosidad de la gente en ese aspecto, es algo que hay que apreciar de Gualeguaychú”.