«Consumo solidario Santa Fe»: en la crisis crearon un grupo de Whatsapp para compartirse ofertas
El duro golpe al bolsillo tiene su contrapunto en las ideas comunitarias para la subsistencia. Se trata de una iniciativa que no se ajusta a ningún grupo político. «La idea es que se sume todo aquel que lo necesite», dice uno de sus creadores.
Ante la feroz escalada inflacionaria del último mes, un grupo de santafesinos y santafesinas comenzó a intercambiar mensajes a través de la aplicación de mensajería Whatsapp con distintas ofertas de alimentos y servicios. Fue entonces cuando a uno de los participantes se le ocurrió crear un grupo para congregar a todos los interesados en la propuesta, que cada vez era más grande y atractiva.
Así fue como nació el grupo «Consumo Solidario Santa Fe», que fue creado el 11 de diciembre a las 19.04, es decir, a las pocas horas del primer discurso oficial de Javier Milei como presidente de Argentina. «Antes de que comience el gobierno de Milei, junto a un grupo de gente que trabaja de forma cooperativa en Santa Fe pensamos cuál era la forma más básica de vincular personas en torno a necesidades, para compartir precios de productos», cuenta César Malato, uno de los administradores del grupo. «Lo más desesperante de ese momento era ver cómo aumentaba todo, más que nada los artículos de primera necesidad vinculados a la alimentación, la higiene personal y de limpieza», agrega quien viene trabajando desde hace ya varios años en el campo del cooperativismo. «Entonces se nos ocurrió compartir ofertas de alimentos».
«En diciembre llegué a pagar $1.200 un kilo de tomates, pero después me avisaban que había uno que vendía 2 kilos a $800. Así nos fuimos pasando el dato de precios y direcciones, y se fue armando la cosa», recuerda Malato, y habla de un pasado que pareciera ser lejano pero en verdad transcurrió apenas un mes. «Fue todo muy vertiginosos, nos sentimos apabullados por las decisiones gubernamentales. Todo pasa al mismo tiempo y en pocos días. Aumentan los servicios, los alimentos, el transporte, el combustible, los remedios y los alquileres, que han hecho temblar la vida de todos».
El dato inflacionario del mes de diciembre en Santa Fe se va a dar a conocer en los próximos días. La fría cifra elaborada por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (IPEC) se estima que rondaría entre el 25 y 30 por ciento. Pero más allá del número lo cierto es que la inflación se siente de manera directa y contundente en la vida cotidiana.
Presentación
«Buenas tardes a todas y todos. Este es un Grupo de Consumo Solidario. No es un grupo de expresión política ni religiosa», dice el mensaje de bienvenida en la aplicación de mensajería. «Estamos desde hace un buen tiempo sufriendo las consecuencias en nuestros bolsillos de la inflación, y pensamos que esta situación se va a agravar, y va a permanecer entre nosotros por un tiempo prolongado. Nuestro objetivo es compartir en tiempo presente, precios, ofertas, con la ubicación adonde se están ofreciendo y, si es posible, el nombre del comercio», explica luego.
Los mensajes entran a toda hora en el grupo. «Buenas, abrimos pedidos de congelados…»; «Buen comienzo de semana. Pedidos de ensalada rusa hasta las 10.30 hasta agotar stock»; «Mónica, ofrece bolsón alimentos secos hasta mañana al mediodía pueden pedir», y a continuación una lista de productos con sus respectivos precios. «Hola: estoy buscando una quinta para alquilar en febrero
Lucas»; «Vendo productos de limpieza»; «Hola gente necesito comprar una bici de segunda mano»; «Empanadas de carne, verdura, de queso y cebolla, árabes, pescado, humita, jamón y queso, medias tartas».
En el grupo basado en la idea de la economía social y solidaria se pueden ofrecer y compartir ofertas de productos de elaboración propia y de PyMEs, cooperativas, o grupos asociativos en: alimentos frescos y secos, indumentaria, comidas elaboradas, bebidas y servicios. «Pedimos trato cordial y respetuoso», reclaman los administradores.
Ajustes
Consumo Solidario fue primero un grupo abierto. «No hubo pocos problemas porque eramos más de 400 personas con mucha discusión política por esos días», dice Malato. «A los pocos días tuvimos que cambiar el formato para que no se desvirtúe el espíritu del grupo y se torne inviable. Porque la intolerancia hace que no nos respetemos y el respeto es la base del grupo. Por eso pasamos a ser un grupo de difusión y cada integrante le manda sus propuestas a los administradores para que las publique». Cualquiera puede sumarse y, al mismo tiempo, puede salir del grupo cuando quiera. «Es fácil, rápido y horizontal. El que no esté de acuerdo se puede ir sin necesidad de avisar a nadie».
Tras aquella primera instancia de grupo abierto algunos decidieron salir. Otros permanecieron y también se sumó más gente. «Todos los días el número de integrante fluctúa», dice el administrador. Al cierre de este reportaje eran 378 los miembros.
-¿Están alineados políticamente con algún sector?
-Puedo asegurar que no. Justamente el principal conflicto fue por eso. Porque defendimos la pluralidad de pensamientos. Y quienes no estuvieron de acuerdo con ello se fueron. Porque vos no vas a la verdulería y le preguntás a quién votó para decidir si le comprás o no.
Tolerancia
«La falta de respeto que hay entre quienes piensan distinto es uno de los grandes problemas que tenemos como comunidad. Lula decía que uno de sus objetivos es que el vecino empiece a hablar de nuevo con el vecino. Estamos hablando de lo básico de las relaciones interpersonales que en algún momento se ha lesionado de tal forma que no podemos respetar al otro», reflexionó Malato. «Yo me amargaba al abrir el grupo a la mañana y ver que habían peleado hasta las 3 de la madrugada. No creo que ese sea el camino para recomponernos socialmente. Por eso hacemos esta otra apuesta, gestionando acciones colectivas desde otra visión».