La empresaria destaca que distintos referentes del sector reconocen que el tema de los talles de zapatos “no está regulado y que tampoco existe ninguna ley que diga hasta qué número se debe fabricar”. También cuenta que esos mismos referentes aseguran que no hay suficiente demanda, lo que implica que por más que se fabricaran no habría a quién vendérselos. Sin embargo, dice, “mal que le pese a la industria nacional lo cierto es que muchas mujeres encuentran respuesta a su búsqueda en el exterior”.
Si bien la masificación del comercio electrónico facilitó la adquisición de zapatos XXS y sobre todo XXL, cansada de que esa “búsqueda” tuviera que hacerse en el exterior, Verónica Celia decidió emprender en plena pandemia “para dar respuesta a todas aquellas personas que no tienen el tamaño de pie que la industria considera estándar comprendido entre el 31 y el 35 y entre el 41 al 45”. La marca fue pensada para personas que pisan fuerte pero que quedaron relegadas del mercado de la moda por la anatomía de su pie.
El proyecto vio la luz de manera complicada y en medio de una crisis porque su lanzamiento sucedió durante la pandemia. “Ese fue el momento más crítico que atravesamos porque teníamos la producción de zapatos súper elegantes en medio de una medida de aislamiento social. Debo decir que al principio tuve que enfrentarme a situaciones complejas”, señala la emprendedora.
Y eso fue así porque después del arduo trabajo que fue conseguir la matricería y otros insumos necesarios para salir al mercado, con los cierres sanitarios, la gente no necesitaba ni ropa ni zapatos. “En ese contexto pensaba que iba a fracasar, pero en mayo de 2020 empezaron a realizarse las primeras ventas online y sumé a mi equipo al diseñador Fabián Paz, con quién hicimos un buen trabajo y me ayudó tanto con el diseño como con la fabricación. Con él hacemos todo el proceso creativo que es un trabajo arduo en conjunto donde bajamos tendencia, dibujamos, definimos tonos y desarrollamos las muestras”.
En primer lugar, cuenta Verónica Celia, “porque existen marcas que producen zapatos de algunos talles XXL, pero no de nuestra misma calidad. También se hacen zapatos a medida, pero en ese caso, la clienta tiene que esperar de 30 a 45 días para la entrega del producto. Lo que sabemos con certeza es que no existe ninguna empresa que realice colecciones para las dos puntas extremas de talles de calidad y tendencia en Argentina y en muchos otros países”.
Como todo emprendedor, espera que LK sea una empresa redituable y si bien reconoce que el suyo es un mercado acotado, estima que van a “cuadruplicar las ventas porque los nuevos modelos de los diseños son increíbles”.
El dato significativo es que no tienen competencia porque “la curva tradicional es del 36 al 40 y el mercado no quiere abastecer nuestro nicho porque sólo el 5% de la población está dentro de los talles que nosotros fabricamos. Nos destacamos por hacer calzado premium en talles XXS y XXL y en marcar tendencia”.
La expansión de ventas a través del internet permite traspasar fronteras y llegar a países en los cuales los talles grandes -tanto de ropa como de zapatos- son moneda corriente y no una modesta excepción. Pero para Verónica Celia, es sumamente vital que la disponibilidad de talles muy chicos o extra grandes, “se aborde de manera eficaz dentro de la ley de talles y sobre todas las cosas que se cumpla”.
Distintas asociaciones civiles del país “han bregado por una ley específica que regule el tema de los talles de zapatos. Sin embargo, los decisores políticos, no terminan de darse por aludidos. Y la industria tampoco”, señaló.